Un simple tablero gigante, marcado sobre el piso con cinta adhesiva de color, será el espacio motivador para que los niños exploren y vivencien a través del juego, conceptos espaciales básicos.
¿Y las fichas? Serán los niños, estarán identificados con remeras que tendrán estampadas caritas de gatos y ratones. Deberán desplazarse con movimientos precisos formando filas, hileras y diagonales.
En esta vivencial partida colectiva, jugarán dos equipos de tres integrantes cada uno, que elegirán ser gatos o ratones. Cada equipo, respetando su turno, colocará en las casillas a sus jugadores. Y por supuesto, ganarán quienes logren formar una línea continua en dirección vertical, horizontal o diagonal tomándose de sus colas.
Esta acción les permitirá evaluar si las jugadas fuero correctas y plantearlas como situaciones problemáticas a resolver en forma grupal, formular hipótesis, verbalizar ventajas y desventajas de cada desplazamiento y planear las estrategias que los lleven a formar la linea continua para conseguir el “tatetí”.
El tatetí viviente es un espacio lúdico compartido donde es posible jugar y aprender.
Fuente: Maestra Jardinera 121
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